El esfuerzo es el puente que une nuestros sueños con la realidad.
Quienes se empeñan con diligencia viven desbordantes de esperanza, pues la esperanza brota del esfuerzo. Tengan grandes anhelos, y láncense a correr a la par de ellos hasta donde los lleven. De eso se trata ser joven
Daisaku Ikeda
miércoles, 2 de noviembre de 2011
La palabra
La palabra es algo maravilloso, nos comunica, permite expresarnos, la palabra dice mucho, o poco, o nada. La palabra es la fuerza, el impulso, es un privilegio, es el cambio. Puede se una imagen, o una idea.
Con la palabra enseñamos y con la palabra aprendemos. La palabra nos identifica, nos dice quienes somos y adónde vamos. La palabra tiene sonido, la palabra es muda, es sorda, es presente y es pasado. La palabra tiene futuro.
La palabra son los gestos, el silencio, las miradas. Con la palabra nos acercamos uno con otro, nos conocemos más. Por la palabra podemos entendernos, diferenciarnos, reconocernos.
Son ellas las que se hablan, las que se callan, las que piden ayuda, las que nos maravillan, las que forman un libro, las que nos encierran y nos liberan.
Una palabra pide paz, y otra pide guerra.
Hay palabras lindas, que hablan de amor, del universo, palabras que juegan al fútbol, que se suben al cielo, que se juntan. Hay palabras que se unen alrededor de una familia, del trabajo, los amigos. Hay palabras que estudian, que duermen, que descansan.
Algunas palabras hacen la revolución y otras oprimen, lastiman. Hay palabras malas, como guerra, discriminación, dolor, odio, gato, pelea, desigualdad, ignorancia. Y son esas, las malas palabras, las que lastiman y oscurecen.
Sin embargo, hay palabras como el arte, que nos pintan o dibujan un mundo mejor, o como sueños, que nos fortalecen y nos llenan de esperanza.
La palabra sonrisa nos ilumina y nos reconforta, pero la palabra apagón nos oscurece.
Estudiantes de 2º año Bachillerato
Con la palabra enseñamos y con la palabra aprendemos. La palabra nos identifica, nos dice quienes somos y adónde vamos. La palabra tiene sonido, la palabra es muda, es sorda, es presente y es pasado. La palabra tiene futuro.
La palabra son los gestos, el silencio, las miradas. Con la palabra nos acercamos uno con otro, nos conocemos más. Por la palabra podemos entendernos, diferenciarnos, reconocernos.
Son ellas las que se hablan, las que se callan, las que piden ayuda, las que nos maravillan, las que forman un libro, las que nos encierran y nos liberan.
Una palabra pide paz, y otra pide guerra.
Hay palabras lindas, que hablan de amor, del universo, palabras que juegan al fútbol, que se suben al cielo, que se juntan. Hay palabras que se unen alrededor de una familia, del trabajo, los amigos. Hay palabras que estudian, que duermen, que descansan.
Algunas palabras hacen la revolución y otras oprimen, lastiman. Hay palabras malas, como guerra, discriminación, dolor, odio, gato, pelea, desigualdad, ignorancia. Y son esas, las malas palabras, las que lastiman y oscurecen.
Sin embargo, hay palabras como el arte, que nos pintan o dibujan un mundo mejor, o como sueños, que nos fortalecen y nos llenan de esperanza.
La palabra sonrisa nos ilumina y nos reconforta, pero la palabra apagón nos oscurece.
Estudiantes de 2º año Bachillerato
Bachillerato Popular
Es un lugar de esperanza, de lucha y de libertad. Que brinda confianza, contensión, conocimiento,
Es un ejemplo a seguir, para una mejor visión de la vida, con un futuro de realidad.
En pocas palabras, "El Bachi" forma parte de mi historia.
Vivi
lunes, 31 de octubre de 2011
Nuestras experiencias en el Bachi
8 de marzo de 2010
Cuando empezamos no nos conocíamos. Éramos un grupo dividido, cada uno contaba cómo se llamaba, de dónde venía, en qué año terminó el colegio y cómo llegó al Bachi. Yo vine cuando empezaron a anotar para la cooperativa y justo estaban Muru y Duro. A Muru ya lo conocía, al Duro no. Muru me había dicho que tenía muchas ganas de hacer un bachillerato. Yo no tenía idea de lo que era eso. Igual le dije que la propuesta estaba buena y que a mí me gustaba la idea, que me encantaría terminar el colegio porque no lo había podido hacer, ya que trabajo y no me daban los tiempos.
Ahi comencé a contarle a mi hermana y le entusiasmó la idea.
Cuando empezamos no teníamos paredes, usábamos telas de nylon para protegernos del frío y la lluvia. Éramos alrededor de 40 alumnos, la mayoría adultos. Había tres mesas y un grupito bastante alborotado.
Yo era la más terrible: cada dos por tres teníamos discusiones porque con mis compañeros no dejábamos escuchar a los demás grupos, que ya estaban formados.
A mediados de septiembre mi grupito se fue yendo porque no le ponían entusiasmo al estudio. Yo de a poquito me fui hablando con los demás y me adapté a mis compañeros. Comencé a no molestar tanto y a estudiar más, al principio como que me costaba. Sin embargo este año fue distinto, me adapté mejor y le puse más empeño. Los profesores me ayudaron y pude rendir las materias que debía de la escuela primaria. Si no fuera por ellos nunca hubiera podido terminarla.
Pipa Rojas
El 8 de marzo de 2010 se abrieron las puertas del Bachi por primera vez. Empezamos con nada: no había paredes, el techo estaba sin chapas y el grupo no estaba formado. Las diferencias de edad se marcaban porque cada uno tenía sus propios intereses. Pero con el tiempo nos fuimos conociendo y empezamos a luchar por el espacio, los chicos construyeron el aula y se creó un grupo muy lindo.
Yo comencé con la única expectativa de terminar el secundario para poder seguir estudiando, pero con los meses me di cuenta que no sólo quería estudiar, sino que también buscaba participar, como todas esas personas que sin pedirnos nada a cambio nos vinieron a enseñar.
Este espacio marcó y cambió mi vida para siempre, aceptándome tal cual soy, con Santi, mi hijo, que desde el primer día me acompañó y aprendió a caminar en el Bachi.
Hoy, en segundo año, me siguen aceptando con mi nene y otro que está en camino. Y mis ideas e ideales no son los mismos. Llego cada día con Santi y mi panza para poder lograr mis sueños, que son enseñar y poder ayudar a otros como me ayudaron a mí.
Romi Sandoval
Cuando empezamos no nos conocíamos. Éramos un grupo dividido, cada uno contaba cómo se llamaba, de dónde venía, en qué año terminó el colegio y cómo llegó al Bachi. Yo vine cuando empezaron a anotar para la cooperativa y justo estaban Muru y Duro. A Muru ya lo conocía, al Duro no. Muru me había dicho que tenía muchas ganas de hacer un bachillerato. Yo no tenía idea de lo que era eso. Igual le dije que la propuesta estaba buena y que a mí me gustaba la idea, que me encantaría terminar el colegio porque no lo había podido hacer, ya que trabajo y no me daban los tiempos.
Ahi comencé a contarle a mi hermana y le entusiasmó la idea.
Cuando empezamos no teníamos paredes, usábamos telas de nylon para protegernos del frío y la lluvia. Éramos alrededor de 40 alumnos, la mayoría adultos. Había tres mesas y un grupito bastante alborotado.
Yo era la más terrible: cada dos por tres teníamos discusiones porque con mis compañeros no dejábamos escuchar a los demás grupos, que ya estaban formados.
A mediados de septiembre mi grupito se fue yendo porque no le ponían entusiasmo al estudio. Yo de a poquito me fui hablando con los demás y me adapté a mis compañeros. Comencé a no molestar tanto y a estudiar más, al principio como que me costaba. Sin embargo este año fue distinto, me adapté mejor y le puse más empeño. Los profesores me ayudaron y pude rendir las materias que debía de la escuela primaria. Si no fuera por ellos nunca hubiera podido terminarla.
Pipa Rojas
El 8 de marzo de 2010 se abrieron las puertas del Bachi por primera vez. Empezamos con nada: no había paredes, el techo estaba sin chapas y el grupo no estaba formado. Las diferencias de edad se marcaban porque cada uno tenía sus propios intereses. Pero con el tiempo nos fuimos conociendo y empezamos a luchar por el espacio, los chicos construyeron el aula y se creó un grupo muy lindo.
Yo comencé con la única expectativa de terminar el secundario para poder seguir estudiando, pero con los meses me di cuenta que no sólo quería estudiar, sino que también buscaba participar, como todas esas personas que sin pedirnos nada a cambio nos vinieron a enseñar.
Este espacio marcó y cambió mi vida para siempre, aceptándome tal cual soy, con Santi, mi hijo, que desde el primer día me acompañó y aprendió a caminar en el Bachi.
Hoy, en segundo año, me siguen aceptando con mi nene y otro que está en camino. Y mis ideas e ideales no son los mismos. Llego cada día con Santi y mi panza para poder lograr mis sueños, que son enseñar y poder ayudar a otros como me ayudaron a mí.
Romi Sandoval
miércoles, 19 de octubre de 2011
Nuestra lucha llegó a los medios
A partir del mediodía del miércoles 18 de octubre marchamos junto a otros compañeros hacia el Palacio Pizzurno en reclamo del reconocimiento de los más de 40 Bachilleratos Populares. El pedido se hizo escuchar y conseguimos el compromiso de la cartera de Educación para una próxima reunión con el ministro Alberto Sileoni.
http://www.infobae.com/notas/611884-Marcha-y-corte-parcial-en-Callao-y-Corrientes.html
http://www.infobae.com/notas/611884-Marcha-y-corte-parcial-en-Callao-y-Corrientes.html
Quiénes somos:
En octubre de 2002, luego de la larga noche neoliberal que dejó excluidas a miles de familias, un grupo de jóvenes vecinos con el objetivo de dar una mano a los numerosos chicos que en nuestro país pasaban hambre, abrió las puertas el Comedor Proyecto 1 para paliar las necesidades de los niños del Barrio Enrique Delfino.
Hoy, luego de un largo camino junto a los vecinos, vemos lo necesidad de aportar a la organización, a crear lazos de solidaridad prefigurando relaciones sociales distintas a las concebidas por este sistema voraz para soñar con un mundo mejor.
-¿Qué hacemos? : Apoyo escolar y copa de leche: Lunes 15:00 a 17:00 hs | Comedor infantil: sab. a las 12:00 | Juego teca: sab d 15:00 a 17:00 hs |Bachillerato Popular: Lunes a viernes de 18:00 a 22:00 hs.
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