La palabra es algo maravilloso, nos comunica, permite expresarnos, la palabra dice mucho, o poco, o nada. La palabra es la fuerza, el impulso, es un privilegio, es el cambio. Puede se una imagen, o una idea.
Con la palabra enseñamos y con la palabra aprendemos. La palabra nos identifica, nos dice quienes somos y adónde vamos. La palabra tiene sonido, la palabra es muda, es sorda, es presente y es pasado. La palabra tiene futuro.
La palabra son los gestos, el silencio, las miradas. Con la palabra nos acercamos uno con otro, nos conocemos más. Por la palabra podemos entendernos, diferenciarnos, reconocernos.
Son ellas las que se hablan, las que se callan, las que piden ayuda, las que nos maravillan, las que forman un libro, las que nos encierran y nos liberan.
Una palabra pide paz, y otra pide guerra.
Hay palabras lindas, que hablan de amor, del universo, palabras que juegan al fútbol, que se suben al cielo, que se juntan. Hay palabras que se unen alrededor de una familia, del trabajo, los amigos. Hay palabras que estudian, que duermen, que descansan.
Algunas palabras hacen la revolución y otras oprimen, lastiman. Hay palabras malas, como guerra, discriminación, dolor, odio, gato, pelea, desigualdad, ignorancia. Y son esas, las malas palabras, las que lastiman y oscurecen.
Sin embargo, hay palabras como el arte, que nos pintan o dibujan un mundo mejor, o como sueños, que nos fortalecen y nos llenan de esperanza.
La palabra sonrisa nos ilumina y nos reconforta, pero la palabra apagón nos oscurece.
Estudiantes de 2º año Bachillerato
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